jueves, 10 de mayo de 2012

El levantamiento del General de la Nación Pima a principios del siglo XVIII.


El levantamiento del General de la Nación Pima a principios del siglo XVIII.
Reflexiones sobre la guerra y la paz durante el dominio español.
Genaro Rus.
En 1723 se llevó a cabo el juicio contra de Don Thomas, “General de la Nación Pima”. Fue acusado por incitar a los pimas a la sublevación; por no respetar las normas instauradas bajo la obediencia de los sacramentos como el matrimonio y fomentar el consumo de bebidas alcohólicas. El juicio que se llevó a cabo en Yécora, en la “frontera de la sierra”, en el actual estado de Sonora, y ante el Alcalde Mayor Joseph de Ulloa (procedente de la provincia de Ostimuri), donde hace comparecer a nueve testigos.
Una de las principales acusaciones que le hacían a Don Thomas era que intentaba alzarse en un peñol llamado “Guagualoco”, muy cerca de Moris, con su gavilla con armas y provisiones. Uno de los testigos señalaba que D Thomas les decía a los pimas “que hicieran muchas flechas que no se dejasen coger de las justicias”, que si los agarraban que “los matazen, que todos se yrían a Guagualoco con sus mugeres y que allí vivieran como los antiguos”.
La intención de Don Thomas era alejarse del dominio español; del trabajo que les imponían en los reales de minas; de las costumbres impuestas por los jesuitas; de las autoridades incluyendo a los gobernadores indígenas y a todos aquellos que estaban a favor del gobierno español. Según los testigos, en el peñol de Guagualoco había “muchos xentiles alsados” de todas partes de la sierra. De tal forma que para los españoles  representaba un verdadero peligro que alguien como Don Thomas llegara a ese punto donde los pimas pretendían vivir como los antiguos.
Todos los testigos coincidieron en que el General ya estaba a punto de irse a ese lugar pues ya tenía caballos y mucho ganado en el lugar llamado Cuxuma, que estaba de camino a Guagualoco, junto al pueblo de Moris. Sin embargo, los españoles impidieron que los pimas se “alzaran”. Capturaron a Don Thomas y lo llevaron a la cárcel en Río Chico.
El documento invita sin duda a la reflexión sobre la guerra en la Sierra Madre Occidental en el siglo XVIII. Los pimas, antes de la llegada de los españoles estaban conformados bajo principios totalmente distintos al orden social de los Estados Tributarios. No existía un grupo dominante que centralizara el poder político. Por lo tanto, no existía una sofisticación militar que estuviera bajo las órdenes de este grupo dominante para acrecentar su poder y obtener riquezas. Es muy probable que vivieran regidos por el parentesco y que sus guerras fueran transitorias dependiendo de los recursos disponibles y las alianzas matrimoniales entre grupos locales. Este tipo de organización, como advierte Eric Wolf (2002), no permitía la conformación de una organización militar sofisticada. No quiere decir que no existiera violencia y guerras entre los distintos grupos locales conformados bajo el parentesco y dependientes de los recursos escasos. Sin embargo, las guerras no se prolongaban y eran alternadas por periodos de paz.
Con la colonización europea de la sierra Madre Occidental todo cambió. En principio se instauró un grupo organizado encargado de la recaudación tributaria de los indígenas, es decir, los jesuitas fueron los “especialistas”, en términos de Wolf, que administraban los pueblos conquistados y que se en cargaban de la explotación y la coerción en nombre de Dios y la Corona española. Establecieron jerarquías sociales que antes no existían y comenzaron a inculcar las jerarquías entre los mismos nativos bajo una lógica militar. El cargo de General de la Nación Pima es el ejemplo de la intención jesuítica de conformar un gobierno regido por una lógica militar. Sin embargo, todo parece indicar que Don Thomas se les salió de las manos y comenzó un movimiento autonómico en pleno siglo XVIII.
Como General, Don Thomas asumió el papel que se le había sido asignado; ser una autoridad o representante moral de una nación, de un grupo étnico, que estaba en formación, pero desconociendo el dominio español. Sin embargo, todo parece indicar que la gente de las otras misiones, incluyendo a Moris, no lo siguieron; solo unos cuantos de Maicoba se fueron con él al peñol llamado Guagualoco. Esto en realidad confirma la hipótesis de que antes de la llegada de los españoles los pimas no estaban conformados como un grupo étnico y menos bajo la lógica de un estado tributario, gobernado por un grupo a cargo del control de la población. No existían autoridades. Había guerras pero formaban parte de un ciclo donde se intercalaba la paz en periodos relativamente cortos. Los pimas de Yepachi, Moris y Yécora no siguieron a Don Thomas porque en cierta medida los indígenas de ese tiempo se movían bajo la lógica de los grupos conformados por el parentesco y las alianzas matrimoniales y donde prevalecía el ciclo de la guerra y la paz.