El levantamiento del General de la Nación Pima a
principios del siglo XVIII.
Reflexiones sobre la guerra y la paz durante el
dominio español.
Genaro Rus.
En
1723 se llevó a cabo el juicio contra de Don Thomas, “General de la Nación
Pima”. Fue acusado por incitar a los pimas a la sublevación; por no respetar
las normas instauradas bajo la obediencia de los sacramentos como el matrimonio
y fomentar el consumo de bebidas alcohólicas. El juicio que se llevó a cabo en
Yécora, en la “frontera de la sierra”, en el actual estado de Sonora, y ante el
Alcalde Mayor Joseph de Ulloa (procedente de la provincia de Ostimuri), donde
hace comparecer a nueve testigos.
Una
de las principales acusaciones que le hacían a Don Thomas era que intentaba
alzarse en un peñol llamado “Guagualoco”, muy cerca de Moris, con su gavilla
con armas y provisiones. Uno de los testigos señalaba que D Thomas les decía a
los pimas “que hicieran muchas flechas que no se dejasen coger de las
justicias”, que si los agarraban que “los matazen, que todos se yrían a
Guagualoco con sus mugeres y que allí vivieran como los antiguos”.
La
intención de Don Thomas era alejarse del dominio español; del trabajo que les
imponían en los reales de minas; de las costumbres impuestas por los jesuitas;
de las autoridades incluyendo a los gobernadores indígenas y a todos aquellos
que estaban a favor del gobierno español. Según los testigos, en el peñol de
Guagualoco había “muchos xentiles alsados” de todas partes de la sierra. De tal
forma que para los españoles
representaba un verdadero peligro que alguien como Don Thomas llegara a
ese punto donde los pimas pretendían vivir como los antiguos.
Todos
los testigos coincidieron en que el General ya estaba a punto de irse a ese
lugar pues ya tenía caballos y mucho ganado en el lugar llamado Cuxuma, que
estaba de camino a Guagualoco, junto al pueblo de Moris. Sin embargo, los
españoles impidieron que los pimas se “alzaran”. Capturaron a Don Thomas y lo
llevaron a la cárcel en Río Chico.
El
documento invita sin duda a la reflexión sobre la guerra en la Sierra Madre
Occidental en el siglo XVIII. Los pimas, antes de la llegada de los españoles
estaban conformados bajo principios totalmente distintos al orden social de los
Estados Tributarios. No existía un grupo dominante que centralizara el poder
político. Por lo tanto, no existía una sofisticación militar que estuviera bajo
las órdenes de este grupo dominante para acrecentar su poder y obtener
riquezas. Es muy probable que vivieran regidos por el parentesco y que sus
guerras fueran transitorias dependiendo de los recursos disponibles y las
alianzas matrimoniales entre grupos locales. Este tipo de organización, como
advierte Eric Wolf (2002), no permitía la conformación de una organización
militar sofisticada. No quiere decir que no existiera violencia y guerras entre
los distintos grupos locales conformados bajo el parentesco y dependientes de
los recursos escasos. Sin embargo, las guerras no se prolongaban y eran
alternadas por periodos de paz.
Con
la colonización europea de la sierra Madre Occidental todo cambió. En principio
se instauró un grupo organizado encargado de la recaudación tributaria de los
indígenas, es decir, los jesuitas fueron los “especialistas”, en términos de
Wolf, que administraban los pueblos conquistados y que se en cargaban de la
explotación y la coerción en nombre de Dios y la Corona española. Establecieron
jerarquías sociales que antes no existían y comenzaron a inculcar las
jerarquías entre los mismos nativos bajo una lógica militar. El cargo de
General de la Nación Pima es el ejemplo de la intención jesuítica de conformar
un gobierno regido por una lógica militar. Sin embargo, todo parece indicar que
Don Thomas se les salió de las manos y comenzó un movimiento autonómico en
pleno siglo XVIII.
Como
General, Don Thomas asumió el papel que se le había sido asignado; ser una
autoridad o representante moral de una nación, de un grupo étnico, que estaba
en formación, pero desconociendo el dominio español. Sin embargo, todo parece
indicar que la gente de las otras misiones, incluyendo a Moris, no lo
siguieron; solo unos cuantos de Maicoba se fueron con él al peñol llamado
Guagualoco. Esto en realidad confirma la hipótesis de que antes de la llegada
de los españoles los pimas no estaban conformados como un grupo étnico y menos
bajo la lógica de un estado tributario, gobernado por un grupo a cargo del
control de la población. No existían autoridades. Había guerras pero formaban
parte de un ciclo donde se intercalaba la paz en periodos relativamente cortos.
Los pimas de Yepachi, Moris y Yécora no siguieron a Don Thomas porque en cierta
medida los indígenas de ese tiempo se movían bajo la lógica de los grupos
conformados por el parentesco y las alianzas matrimoniales y donde prevalecía
el ciclo de la guerra y la paz.